Cultura

Fortaleza del Real Felipe y Museo del Ejército Peruano

Horarios:
De lunes a domingo de 9 a.m. a 2 p.m. Para grupos reservar al teléfono 429 0532

La Fortaleza del  Real Felipe es la más grande, poderosa y última de todas las edificadas por la corona española en sus dominios de ultramar. Su objetivo fue defender las costas peruanas, concretamente frente al puerto del Callao, de los furibundos asaltos de piratas y corsarios como de los embates de la naturaleza.
Su construcción demandó 29 años y hoy es un fortín recio e invencible a todo. Allí, entre sus muros, pasadizos y torreones, sobrevive un pedazo de la historia del Perú.

Ciudadela del Callao
La fortaleza es un monumento histórico para el país, pues ella está colmada de trascendentales acontecimientos que delinearon su historia y definieron el destino del Perú. La dirección del museo ha presentado un proyecto al Instituto Nacional de Cultura en el que se sustenta el reconocimiento de la fortaleza como Patrimonio Nacional.
El virrey José Manso de Velasco, conde de Superunda tuvo la idea de construir la fortaleza; pero, fueron tres los virreyes que supervisaron las obras. El 1 de agosto de 1747, en lo que actualmente es el torreón de la Reina, se realizó la ceremonia de la colocación de la primera piedra.
Cuenta la historia que, el propio virrey, pico en mano, dio comienzo a los trabajos que desarrollarían a lo largo de muchos años en medio de controversias y altibajos. El proyecto fue diseñado por el cosmógrafo francés Luis Godin, el matemático español José Amich y el experto en fortalezas Juan F. Rossa, también español. 207 troneras de bronces (cañones españoles), utilizadas para salvaguardar los intereses patrios, se ubican a su alrededor. Así, ella recibe el mérito de coloso o ciudadela del primer puerto del país.

Reyes y caballeros
El Real Felipe tiene la forma de un pentágono irregular. En cada uno de sus cinco vértices sobresalen baluartes de diseño triangular, que fueron bautizados con los siguientes nombres: el Rey, la Reina, San Felipe, San Carlos y San José. En estos baluartes se edificaron igual número de almacenes a prueba de todo para guardar pólvora.
Los lados de estos triángulos se denominaron flancos y cortinas. Magistral se denominaba la línea recta e imaginaria que unía los vértices de los baluartes. Sólo los baluartes el Rey y la Reina tienen torreones, llamados también caballeros.
A cada uno de ellos se ingresa por un pequeño puente y están comunicados por un terraplén de 22 metros de ancho, denominado camino de ronda. El torreón del rey tiene dos plataformas circulares para artillería.
Se asciende a ella mediante una escalera de caracol. La Reina, en cambio, tiene tres pisos y posee cuatro plataformas para artillería y un sistema interno de escaleras y pasadizos.
En la construcción de la fortaleza se han utilizado cinco millones de metros cúbicos de material sólido, de bloques de piedra arrancados de las canteras de la isla Sna Lorenzo, de Panamá y de los bloques desenterrados de las antiguas defensas derruidas por las catástrofes.
Un estudio geológico ha determinado que el material utilizado en la edificación de la fortaleza es cuarcita y arenisca untadas con el calicante o mezcla blanca (unión de cal, agua y huevos de aves guaneras), lo que la convierte en un sólido fortín. Ha resistido el paso del tiempo y la violencia de los hombres.
Desde 1984, la fortaleza es sede del Museo del Ejército Peruano, uno de los más grandes de América. Este ambiente, es un verdadero escaparate donde se exhiben objetos, uniformes y armas de los guerreros peruanos de todas las épocas. En su recorrido destaca La Casa de la Mujer, un ambiente con el que se rinde tributo y homenaje a los servicios desinteresados de las mujeres en tiempos de conflictos bélicos. También sobresale el lienzo de La Rabona, nombre que se le daba a la dama que acompañaba a su amado durante la guerra con Chile. Otros lugares de visitas son las recreaciones de las diferentes etapas heroicas del ejército peruano durante la época republicana.
El museo abrió un ambiente tecnológico para reflejar, a través de unas maquetas electrónicas, el desarrollo de la Operación Chavín de Huántar y el despliegue militar en el Alto Cenepa durante el conflicto con el Ecuador. Paralelamente, en este recinto se ubica la sala de proyecciones que busca visualizar la historia de manera didáctica.

Costo:

El ingreso cuesta S/2 para niños y S/3 para adultos. El recorrido dura dos horas y media